sábado, 11 de mayo de 2013

Jerez. corrida de feria.10/05/2013




Plaza de toros de Jerez. Feria del Caballo. Tres cuartos de entrada. Toros de Juan Pedro Domecq, el tercero fue el mejor. Morante de la Puebla, silencio y ovación; David Fandila 'El Fandi', oreja y ovación tras petición y aviso y José María Manzanares, dos orejas y ovación.


Jerez de la Frontera (Cádiz). José María Manzanares ha salido en hombros de la plaza de toros de Jerez, tras cortar dos orejas del tercero de la tarde. Fue el mejor de una corrida interesante de Juan Pedro Domecq, en la que hubo toros para todos los gustos. Morante de la Puebla sorteó el peor lote, pero dejó detalles de su toreo con el primero e hizo un esfuerzo importantísimo con el cuarto. El Fandi, que completaba el cartel, no se dejó nada dentro con ninguno de sus toros. Los tres dieron argumento a una tarde entretenida. 
José María Manzanares imprimió estética a su quehacer con el tercero desde el comienzo: con gusto y variedad en el capote (verónicas y chicuelinas de recibo; quite por tafalleras que abrochó con una tijerilla), supo ver la calidad del toro de Juan Pedro, que la tomó siempre con nobleza y calidad. En la muleta, lo toreó a placer sobre ambas manos, en tandas profundas, templadas y muy limpias. Eso, sumado a su empaque, algunos excelsos cambios de mano o pases de pecho y la gran estocada, pusieron en sus manos las dos orejas. El toro fue aplaudido en el arrastre. El sexto tuvo buena condición pero le faltó transmisión. Manzanares trató de poner la raza que le faltaba, y logró algunos detalles, pero el trasteo no terminó de cobrar entidad. Fue ovacionado. El Fandi recibió al segundo, que pareció reparado de la vista, con una larga de rodillas y un ramillete de verónicas. Tras un quite vistoso por lopecinas y el lío de banderillas (que cerró con un par al violín), comenzó de rodillas una faena reposada y madura, que tuvo sus mejores momentos por la izquierda. Dos tandas largas y cadenciosas. Tras la estocada, cortó una oreja. No se dejó nada dentro con el quinto, al que puso cuatro pares de banderillas. Buscó tanta intensidad ya desde el comienzo, exprimió tanto al toro, que éste se quedó parado a mitad de faena y ya no la tomó. Tras matar bien, hubo petición de oreja pero el Presidente no la concedió. Hubo ovación para el torero. Morante de la Puebla saludó muy templado y cadencioso al primero y fue lo más artístico que hizo, pues el toro, aunque apuntó calidad, no tuvo fuerza. Morante de la Puebla estuvo sereno con él, pero no tuvo material. El cuarto no permitió estirarse a Morante, que lo dejó crudo en el caballo. Llegó a la muleta muy entero, con genio y el de la Puebla hizo con él un verdadero esfuerzo, puesto que el toro reponía, dudaba, miraba... El torero se cruzó con él y firmó una labor poco lucida pero importante por el valor, en la que hubo además algunos muletazos estimables. Tras la estocada, fue ovacionado.

 

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