ENCASTE SALTILLO
Da nombre a este encaste el título nobiliario (marqués de Saltillo) de Antonio Rueda Quintanilla, quien compró en 1854 la ganadería vistahermoseña de la Viuda de Lesaca, depurándola y creando una vacada extraordinaria que pronto fue la predilecta de los grandes espadas como Guerrita. Se tiene hoy por una raza encastada cuando en el pasado se la había tachado de "comercial" al ser del gusto de los toreros.
La ganadería estuvo en manos de la viuda del marqués y posteriormente a las del segundo marqués, Rafael Rueda Osborne.
De ella han bebido las vacadas de Félix Moreno Ardanuy, José Joaquín Moreno Silva y la del Marqués de Albaserrada y por tanto, la de Victorino Martín. Además, ésta sangre, a través del Conde de Santa Coloma, fue origen de la de Joaquín Buendía. La práctica totalidad de las ganaderías mexicanas tienen este origen.
Toro de poca caja, musculado y de aspecto más bien vareado, degollado de papada, fino de cabos, estrecho de sienes, de poco peso, poco exagerado de cuerna, mirada viva, de fino hocico. Los pitones suelen ser vueltos pero varían según la selección que hayan llevado los distintos ganaderos que optaron por esta sangre, así el toro de Buendía, el de Moreno Silva y el de Victorino Martín han llegado a diferenciarse sustancialmente en el tiempo.
El de Saltillo es un toro bravo y encastado, duro de patas, que suele embestir al paso (lo de Parladé embiste al galope) pero siempre muy humillado. Un toro capaz de reponerse porque su embestida le permite revolverse pronto si no se le lleva muy sometido, en línea y por abajo, No es una embestida para torear de cadera a cadera o reunido, sino más bien en línea, muy tapado y ligado.
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