ENCASTE SANTA COLOMA
Esta sangre de bravo fue formada en 1905 por el Conde de Santa Coloma a partir de dos sangres de Vistahermosa, la de Saltillo y la de Ibarra.
La ganadería de Saltillo, que pasaría en 1918 a Félix Moreno Ardanuy, es origen de de la mayoría de vacadas mexicanas y de otras como la de Albaserrada, en la que predominó esta sangre sobre la ibarreña.
La ganadería de Ibarra se vendió en dos lotes, uno fue a manos de Fernando Parladé y otro, en 1904, a Manuel Fernández Peña, a quien, un año después, compró el Conde de Santa Coloma. Con clara influencia predominante de esta sangre nacieron ganaderías como las de Coquilla (1916) y la de Graciliano Pérez-Tabernero (1924)
El Conde de Santa Coloma llevó las dos sangres por separado y, al tiempo, mantuvo una línea en la que se cruzaron ambas procedencias. La mezcla de ambas sangres dio origen a uno de los grandes encastes del siglo veinte que fue depurado por la familia Buendía, al comprar en 1932 toda la vacada de Santa Coloma y el hierro original.
Las características específicas del ejemplar de Santa Coloma, en su derivación Buendía, hacen muy difícil su presencia en corridas de toros para plazas de primera si se quiere mantener el tipo original del encaste. No fue este el caso durante muy buena parte del siglo anterior, cuando los santacolomas eran pieza imprescindible de los grandes triunfos, como los conseguidos por Pepe Luis Vázquez, Luis Miguel Dominguín, José María Manzanares o Paquirri. Pero, probablemente, fue Paco Camino la figura del toreo que mayor predilección demostró por este encaste.
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