ENCASTE MURUBE-URQUIJO
Se denominan "murubes" a las reses que proceden en línea directa de la ganadería que tuvo Dolores Monge, viuda de Murube y sus hijos Joaquín y Faustino desde 1851, de sangre directa de la raíz Vistahermosa.
La sangre original de este encaste tuvo dos aportaciones distintas: una minoritaria de la rama "lesaqueña" (toros de Manuel Suárez Cordero, ganadería "pre – saltillo") y otra mayoritaria de la rama "saavedreña", al añadirse 309 cabezas de esta procedencia en 1863. Doña Dolores Monge falleció en 1884 y se dividió la ganadería en dos partes, una de las cuales permanece en la familia bajo la dirección de su hijo D. Joaquín, siendo vendida la otra a D. Eduardo Ybarra, quien le encargó la dirección de la misma a D. Faustino Murube, hermano de D. Joaquín.
La denominación "murube" no hace justicia a la labor fundamental de un gran ganadero, Antonio Urquijo (1946), vacada que dio origen a otras muchas. En este sentido y a partir de esa variante, sería razonable hablar de encaste "murube / Urquijo". La familia Urquijo había comenzado su andadura en 1917 anunciándose la vacada a nombre de Carmen de Federico (esposa de Juan Manuel Urquijo).
Esta sangre da origen a la ganadería (y posterior encaste) de Juan Contreras. La de Murube-Urquijo fue una vacada en la que opinó y escrutó el futuro del toro bravo Joselito el Gallo en sus visitas al cortijo de Juan Gómez. Hoy siguen fieles a esta sangre ganaderos tan prestigiosos como Fermín Bohórquez, Luis Albarrán, José Murube, José Manuel Sánchez y Pedro Gutiérrez Moya, entre otros.
El murube se ha caracterizado por ser un animal grande o de caja generosa, largo, badanudo y descolgado, de testuz acarnerada y rizada, chato y enmorrillado; acapachado de cuerna, de mazorca gruesa y pitón nada astifino. Un tipo de toro excelente en este encaste es el bajo de agujas.
Este toro tiene la gran virtud de su forma de galopar, tranqueando muy descolgado y en rectitud. Un toro de "buen son" y con "calidad" en la jerga taurina. Es sin duda el encaste preferido por los rejoneadores, en esta auténtica edad de oro del rejoneo que vivimos hoy.
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